El 'ashram' o refugio donde pasaron aquel invierno John, Paul, Ringo y George, aún puede visitarse a cambio de un pequeño soborno a los guardias que lo custodian. Se trata de unas cuantas cabañas de piedra y un edificio de habitaciones que, aunque llevan cuarenta años abandonados, mantienen todo su poder evocador. Están en Rishikesh, una ciudad sagrada para el hinduismo situada junto al sagrado rio Ganges. El murmullo del río debía de arrullar a los músicos mientras, cada noche, intentaban conciliar el sueño a miles de kilómetros de sus fans.
Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasó entre el Maharishi Yogui y los músicos ingleses, pero cuentan que un buen día, a petición del grupo, John Lennon se acercó al Maharishi y le dijo:
- Maestro, nos vamos. Lo hemos pensado bien y no hay vuelta atrás. - ¿Por qué? - Bueno, ya que eres el 'Ojo Cósmico', deberías saberlo.
Más tarde trascendieron detalles que hablaban del amargo y quién sabe si inevitable desencuentro entre un avispado gurú que pensaba en dólares y un grupo de veinteañeros que quería dejar de pensar. En aquella comuna para 'hippies' de lujo estaban Mia Farrow y su hermana, uno de los Beach Boys, Donovan y otros jóvenes millonarios que, desde Londres hasta California, habían viajado hasta los Himalayas para recibir un cursillo acelerado en espiritualidad hindú. A ser posible, sin tener que renunciar a comer carne y beber alcohol, por favor.
Supuestamente los Beatles no soportaron el aburrimiento: Paul McCartney temía que si el retiro se prolongaba demasiado el público se olvidaría de sus ídolos; la compañera de Ringo no soportaba los mosquitos, y John estaba irritado con el Maharishi desde que algunas chicas se quejaron de ser acosadas sexualmente por él. Tan sólo George Harrison sintió que había descubierto algo que merecía la pena y continuó viajando a la India el resto de su vida. Sus cenizas fueron esparcidas en el Ganges hace siete años.
El editor del 'Times of India', Deepak Chopra, acompañó a Harrison en 1991 en una visita al Maharishi en su casa de Holanda. Desde allí, el santón prestaba atención espiritual por correspondencia a millones de fieles que a cambio le hacían llegar millones de euros.
Chopra describe el encuentro como un momento solemne y emotivo. En el umbral de la puerta, George Harrison permaneció de pie con una rosa roja en la mano para su antiguo maestro. Tras un prolongado silencio, el músico, de nuevo un discípulo frente a su gurú, le dijo:
"He venido a pedirte perdón". "¿Por qué?", replicó el Maharishi. "Ya sabes por qué".
- Te quiero, dijo George. -Yo también te quiero, dijo el Maharishi.
De vuelta a casa en un helicóptero, el ex Beatle llamó al periodista indio y le aseguró que "un gran peso kármico ha desaparecido de mis hombros".
Tal vez se refería a 'Sexy Sadie', una de las 48 canciones del 'Disco Blanco' que grabaron los Beatles después de su experiencia india. La letra de la canción, compuesta por Lennon, era una retahíla de insultos y reproches contra el Maharishi, y a pesar de que fue modificada para evitar problemas legales, es bastante explícita:
"Sexy Sadie, ¿qué has hecho? Has tratado a todos como imbéciles..."
Está claro que los tripulantes del submarino amarillo no temían la maldición que les pudiera llegar desde el Himalaya.
Hoy, deambular por el 'ashram' abandonado, en silencio, es pasear por un recuerdo habitable, un recuerdo compartido por toda una generación. Un recuerdo llamado The Beatles.
texto de M.A.Gayo Macias en ELMUNDO
Fotos de F.J. Gayo
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