sábado, 3 de enero de 2009

NIMBIN, UN PARAÍSO HIPPY EN AUSTRALIA

El invierno llega al hemisferio norte y con él, el frío. Los días se vuelven más cortos y las nubes grises invaden nuestras latitudes. A veces cambiar de aires viene bien. 

Colores psicodélicos, arco iris de sueños, playas paradisíacas y un penetrante olor invaden cada rincón de esta pequeña ciudad-estado australiana. A 170 kilómetros de Brisbane, y a unos 800 de Sydney, este centro de reunión místico-contemplativo se ha convertido en uno de los lugares turísticos más estrambóticos de Australia entre la montaña subtropical y la playa.

Caminar sosegadamente por la calle principal de esta localidad ubicada en el cráter de un volcán extinto es curioso. A un lado de Nimbin Street, la vía principal de este pueblecito de 400 habitantes se encuentra la Hemp Embassy, la Embajada del Cáñamo. Clientes de todos los colores, olores y edades prueban pipas de agua. Otros se toman un café, tranquilamente. Algunos incluso fuman cosas raras. En la pared del fondo una imagen muestra al rey. Bob parece radiante.

Al otro lado de la calle se halla el museo de Nimbin, una psicodélica sala de exposiciones. Llama la atención la furgoneta que hay en la entrada, en la que llegaron los primeros habitantes no aborígenes. Con forma de laberinto cavernoso, la sala de exposiciones cuenta el nacimiento hippie de la ciudad. Nimbin era originariamente una ciudad lechera ubicada en la cumbre de una pequeña colina rodeada de bosques subtropicales. En 1973 un grupo de estudiantes universitarios celebró en un prado cercano el festival Aquarius. 

Los centros de arte y de conocimiento pueblan esta curiosa y única aldea filosófico-cosmológica. En el cine municipal se pueden visionar películas, tumbado en el sofá. A escasos metros, el centro de encuentro aborigen sirve de punto de unión entre los australianos autóctonos y los pasajeros ambulantes. Allí, los habitantes oriundos, hoy reducidos a la mínima expresión, se reúnen y preparan actividades comunitarias. En lo alto ondea la bandera aborigen, símbolo de una cultura, diseñada en 1971 por el conocido artista Harold Thomas.

El tiempo pasa y la supervivencia hace al hombre. Las antiguas comunas nimbeñas, alguna de las cuales tiene hoy 800 hectáreas, se han convertido en casas ecológicas de última generación. La Rainbow Power Company (Compañia de Energía Arcoiris) suministra electricidad a todo el pueblo e incluso exporta energía a localidades cercanas. En las abundantes librerías psicodélicas no faltan las obras del tipo: Conversaciones con Dios, El Universo Extra Dimensional o Tecnohumanidad.

La población de este centro de recogimiento es de lo más pintoresco, aunque todos tienen ganas explicar por qué decidieron abandonar la vida regular. Michael Balderstone, un ex corredor bursátil hastiado de su monótona vida, aduce las siguientes razones para el retiro: «Decidí dejar el mundanal ruido de la gran ciudad porque me cansaba de hacer siempre lo mismo. En pocos años Nimbin ha pasado de ser un pequeño núcleo alternativo a un pueblo que funciona gracias al turismo». Hoy, Michael es el encargado de la Embajada del Cáñamo.

A unos 70 kilómetros de Nimbin se halla otro paraíso australiano, Byron Bay, el lugar predilecto de surfistas, intelectuales, pintores, escultores, artistas y naturalistas. Es tal la calma en el punto más oriental de Australia que hasta los canguros se acercan a la orilla del océano Pacífico para ver romper las olas. Jimmy Hendrix y Janis Joplin fueron alguna de las personalidades que se alojaron en Byron Bay, una ciudad con innumerables backpackers y hoteles de todas las categorías.

En 1770 el capitán Cook llamó a la región Cabo Byron en honor al vicealmirante John Byron, pero no fue hasta finales de la década de 1840 cuando los primeros pioneros llegaron a la zona. En aquel entonces, el área aún estaba rodeada de un bosque subtropical, que poco a poco se fue talando para plantar en su lugar caña de azucar y granjas.

Junto a Byron Bay, la ciudad del surf, se sitúa su faro. Después de unos minutos de agradable paseo entre mandarinos, helechos y plantas de arándanos se llega a un fantástico mirador desde el que, si uno es afortunado, se pueden contemplar ballenas y delfines en determinadas épocas del año. Si atravesamos el Parque Natural de Broadwater y seguimos la kilométrica playa de Patch hacia el sur llegamos a Evans Heads, punto místico del clan aborigen de los Bundjalung.

Cuenta la leyenda que la Serpiente Arcoiris, creadora del mundo y de la vida, se había portado muy mal porque no quería revelar sus secretos al pueblo de los Bundjalung. Goanna, un aborigen local muy listo y poderoso, persiguió a la serpiente a lo largo del río Richmond hasta darle caza en otro curso fluvial, el río Evans. Después de unas cuantas trifulcas, mordiscos e insultos, Goanna logró lanzar a la serpiente al océano. Por si acaso, y para que no le reconociera, Goanna se convirtió en una pequeña isla conocida hoy como Pelican Island.Aún hoy se escuchan los susurros amenazantes de la Serpiente Arcoiris y se puede ver a Goanna petrificado en forma de pelícano.

Byron Bay está localizado a 759 kilómetros al norte de Sidney y a 140 kilómetros al sur de Brisbane, por lo que es recomendable contratar un vuelo desde Sidney a Brisbane con alguna compañía de bajo coste.

La localidad se encuentra a unas doce horas al norte de Sidney, a 90 minutos al sur de Brisbane y a unos 40 minutos al sur de Gold Coast. Hay un autobús diario que une Byron Bay con Nimbin, a 70 kilómetros.
COSAS PARA HACER EN NIMBIN

Entrar en el Mundo de la Fruta Tropical, un parque temático dedicado al mundo de los vegetales que crecen por estas latitudes. Además de comer toda la fruta tropical que puedas podrás pasear y ver los animales y las plantas autóctonas de la región. La entrada para los adultos cuesta unos 15 euros. A unos minutos de Nimbin y de Bayron Bay por la A-1.  

Ver una película tumbado en unos de los cómodos sofás del cine teatro municipal, el Bush Theatre, un antiguo vagón de tren adecuado a las circunstancias. Como su nombre indica, se puede fumar tranquilamente mientras se disfruta de una película de los años setenta tumbado cómodamente.

Pasear tranquila y sosegadamente por uno de los últimos reductos realmente hippies y charlar con gentes que a pesar de sus posibilidades laborales, económicas o familiares decidieron llevar un tipo de vida errante, nómada y no sedentaria. Llegar hasta este inhóspito lugar en mitad del rainforest (bosque tropical) es complicado, pero entre plantas y playas majestuosas todo es posible.

Disfrutar de uno de los desfiles cañameros más espectaculares del mundo durante el carnaval de Nimbin.  

Durante el verano austral es posible disfrutar de uno de los bosques subtropicales más bellos y antiguos del mundo en toda su plenitud. Junto a las plantas de la época de Gondwana, cuando todos los continentes estaban unidos, es posible además bañarse en una de las playas más bellas del mundo: la de Byron Bay. Los paseos por el denso bosque y el submarinismo y el snorkel se convierten en las actividades diarias más frecuentes.

Texto de Jorge Barreno en Ocholeguas

1 comentario:

Anónimo dijo...

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