Seguro que muchos de los turistas que vienen a la India, ya sean mochileros o sibaritas que vienen a sazonar sus vidas con una pizca de exotismo, han soñado con ser uno de esos santos errantes que más tarde se fotografiarán con el Ganges de fondo.
Bien, pues la compañía Air France ofrece la oportunidad de convertirse en un sadhu indio, incluso si uno no lo desea. Basta con viajar a Delhi vía Paris en el vuelo AF-148. Además del asiento asignado, el viajero acepta la posibilidad de que su equipaje llegue al día siguiente, o dos días después, o tal vez nunca y en algunos casos deteriorado y más ligero que a la salida: los robos son frecuentes.
El reducido tiempo de tránsito provoca que un alto porcentaje de los equipajes llegue a Delhi en el vuelo del día siguiente. Son tantas las maletas que llegan un día después que uno se pregunta si el avión en el que llegó no llevaría el equipaje de los que viajaron ayer, y así sucesivamente. De modo que si un buen día Air France suprime esta ruta, deberá fletar un vuelo extra al día siguiente para traer las maletas de los viajeros del último vuelo.
Programar un vuelo intercontinental con una hora escasa para cambiar de avión en un aeropuerto gigantesco como el Charles de Gaulle será la primera prueba a la que los dioses someterán al futuro sadhu para probar su fe. ¿De verdad querías viajar a la India? ¿Acaso buscabas paz, tranquilidad, tiempo para relajarte y meditar? Pues empezarás corriendo como un conejo por los pasillos de un aeropuerto abarrotado.
Como los programas que las agencias de viajes imponen a los grupos de turistas son tan apretados, es posible que a los dos días de llegar, el viajero se encuentre en Agra pero quede sin fotografiar el Taj Mahal. La cámara estará aún de camino en un vuelo posterior al suyo, y si los dioses están juguetones y quieren seguir con sus pruebas, es posible que la cámara y algunos regalos hayan desaparecido cuando le entreguen la maleta al dueño. El viajero está cada vez más cerca de convertirse en sadhu.
Protestar no vale de nada. La acidez provocada por el curry más virulento no será nada comparado con el fuego que encenderá en el estómago el gesto de indiferencia del personal del almacén de equipajes. A estas alturas, el sufrido viajero debería saber que su futuro para los próximos días consiste en vagar por la India con lo puesto, con dinero prestado y rezando a los esquivos dioses para que algún día aparezca su parte terrenal, o sea, su equipaje. En vano. Usted será un sadhu. Asúmalo.
Al abrazar su voto, muchos sadhus organizan su propio funeral, al que asisten como espectadores, y se declaran a sí mismos muertos incluso a efectos legales. Dejan de aparecer en todos los registros oficiales, queman su documentación y pasan a ser simplemente cuerpos errantes que esperan la liberación de lo material. Del mismo modo, los ilusionados viajeros que compran su billete a la India en Air France se ponen en manos del destino y es posible que lleguen al país de los sadhus sin maletas, o que las reciban, saqueadas, 48 horas después de haber aterrizado. Una manera un tanto brusca y desagradable de ser despojado de sus pertenencias materiales.
1 comentario:
Como no quiero ser un sadhu de estos y pasar por esas experiencias de ermitaño y desposeido de todo, !!no viajare nunca a la India con AIR FRANCE!!.
Saludos.
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