En los últimos diez años en Marruecos han surgido una serie de coquetos y elegantes pequeños hoteles que rara vez superan las diez o doce habitaciones. La mayoría utilizan el nombre genérico de Riad (casa de campo) o Dar (casa), aunque indistintamente pueden encontrarse tanto en el mismo centro de la ciudad, como en plena naturaleza, resguardados y discretos.
Algunos de estos hoteles con encanto son de nueva construcción pero la mayoría ocupan edificios tradicionales más o menos lujosos donde casi siempre se combina un ambiente típicamente marroquí con las comodidades de un hotel occidental. El fenómeno comenzó en Marrakech pero se ha ido extendiendo por todo el país.
Son tantos los riads, dars, lodges y kasbahs recomendables en Marruecos que no acabaríamos nunca.
Os presento 4 ejemplos
1. Riad Laarousa. Fez . En pleno corazón de la medina de Fez, este antiguo palacio del siglo XVII, que fue residencia de un ministro del sultán, ha sido transformado recientemente en uno de los riad más espectaculares de esta parte de Marruecos. Sólo cuenta con cuatro espaciosas suites y tres habitaciones alrededor de un hermoso patio, que se distinguen por el color que les da nombre. La decoración es sumamente sofisticada, equilibrando con enorme elegancia detalles orientales, con muebles minimalistas rabiosamente contemporáneos. En un edificio anexo se ofrece un apartamento de cuatro dormitorios en el mismo estilo que se alquila de forma separada. El conjunto incluye su propio spa y hammam. En el restaurante se da la posibilidad de saborear la alta cocina fasi. Entre 150 y 220 euros, desayuno incluido.
2. Riad Al Moussika. Marrakech. Entre todos los grandes riads de Marrakech destaca Al Moussika por su historia -aquí vivió El Glaoui, el legendario pachá que dominó la política marroquí durante la primera mitad del siglo XX- pero también por el exquisito ambiente oriental pasado por el tamiz de occidente que ha impuesto su actual propietario, Giovanni Robazza. Se encuentra a cinco minutos a pie de la famosa plaza Djema El Fna pero nada del exterior revela la suntuosidad y el lujo que se esconde tras sus paredes. Llama la atención la tranquilidad y la belleza de sus jardines pero sobre todo la atención que se recibe y la importancia que se le da al más mínimo detalle, desde la calidad de las sábanas a las flores que decoran cada habitación. Las cenas gastronómicas no están incluidas en el precio pero forman parte intrínseca de la experiencia que ofrece este insólito riad. Entre 175 y 370 euros incluyendo el desayuno, la comida, refrigerios durante el día y traslado al aeropuerto.
Información en OCHO LEGUAS por Javier Mazorra
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