viernes, 16 de febrero de 2018

AROMAS GASTRONÓMICOS DE HONG KONG

Hong Kong resulta un destino deseado y un descanso de los clichés de la Gran China, pero no siempre es así. Muchas cosas cambiaron durante el periodo colonial en la mentalidad de los hongkonenses. 


Los ingleses convirtieron esta isla del delta del rio de la perla en un centro de capitalismo salvaje, donde las prioridades son hacer negocios y consumir al máximo nivel. Pero, por suerte, la cultura china continuó pesando lo suficiente para que la buena gastronomía se incrustase como una irrenunciable obsesión social.

Por su ubicación geográfica, Hong Kong forma parte de la cocina meridional o cantonesa, una tradición basada en el arroz y que, desde hace tiempo, goza de un amplio reconocimiento por parte de sus propios compatriotas. También es la cocina china más conocida en el resto del mundo, por que la mayoría de los más de 300 millones de chinos repartidos por el mundo provienen de esa región, donde históricamente, sus habitantes han pasado hambre y penurias. Seguramente por eso se suele decir que se lo comen todo. Ningún animal es tabú para ellos, se suele decir aquello de " cualquier cosa que camine, nade, vuele o se arrastre dando la espalda al cielo, es comestible". Tienen fama de cocinar cualquier ser con patas, menos las mesas, aunque se prohibió el consumo de animales que pudieran escandalizar la "sensible" conciencia occidental.



Por todo esto, los mercados de Hong Kong no se ven gatos, perros, ni monos, animales que sí se encuentran en la cercana Huangzhou. Curiosamente, o como reacción, el vegetarianismo budista también ejerce su influencia en esta cocina; para comprobarlo, nada mejor que coger un barco hasta la cercana isla de Lantau y, después de visitar la enorme estatua de Buda, comer en el templo de Po-lin. 

Difícilmente se puede degustar una cocina estrictamente vegetariana mejor que esa. De paso, merece la pena fijarse en las ofrendas a los dioses del templo, que también son de comida en pequeñas porciones. E incluso en las ofrendas a los antepasados, porque hoy en día es fácil ver también ofrendas de pequeños dulces o galletas, alimentos preferidos de aquel antepasado al que se viene a reverenciar.

Hay que visitar los mercados que conviven con los rascacielos en el Hong Kong insular, donde el terreno es algo más que caro. Y hay que fijarse en que, allí, los ingredientes no están frescos, sino vivos; peces, gallinas, tortugas, cangrejos, serpientes, ranas, aves, todo un estallido de vida cuyo futuro aguarda en los fogones cercanos. 

Frutas de tamaños varios y exóticas componen también el paisaje callejero gastronómico en Hong Kong.




Cuando no está vivo, estará seco, como los buscados abalones (molusco univalvo), las aletas de tiburón, los nidos de golondrina, los cuernos y penes de animales salvajes con supuestos poderes afrodisiacos.... ambos estados, vivo y seco, son lógicos, ya que la humedad ambiental y el calor son tan grandes, que todo se echaría a perder con gran facilidad.

En Hong Kong, también hay que coger un star-ferry, para atravesar la maravillosa bahía que comunica la isla con Kowloon, la parte continental del territorio, caminar por Temple Street al anochecer y quedarse a comer en cualquier chiringuito de esa concurrida arteria comercial, disfrutando de una etnicidad que contrasta con el cosmopolitismo de los edificios circundantes.

De hecho, en Hong Kong se pueden degustar platos de todo el mundo, y es fácil ver cadenas internacionales de comida. Pero lo más lógico es saborear la gastronomía local, como los dim-sum, unas delicias de pequeño formato que se comen en grupo, siempre al mediodía, y acompañadas de te rojo. Se sirven en la misma cesta de bambú donde se cuecen al vapor y en la que se conservan calientes.




Resulta también curioso observar la abundancia de lugares que ofrecen algo tan portugués como los pasteis de nata, perqueñas tartaletas de huevo y crema, sin duda una gran aportación que entró por la vecina Macau, donde los portugueses supieron acercar con éxito sus postres a los habitantes de la zona.







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