domingo, 6 de septiembre de 2009

KAZAN, LA TERCERA CAPITAL DE RUSIA

Tres caras emblemáticas tiene Rusia. Una, que mira hacia Occidente, la de San Petersburgo. Otra, que apunta hacia Oriente y que es la capital tártara, Kazán. Y la de Moscú, que está en el medio.


Pero si la antigua capital imperial y la actual capital rusa son destinos turísticos bien conocidos en Europa, la emergente Kazán, capital de la república rusa de Tatarstán, acaba de salir de la sombra como una pujante metrópoli con ambiciones de convertirse en el mayor centro europeo del mundo musulmán.

A principios de este año, la alcaldía de Kazán obtuvo el derecho de usar oficialmente el apodo tercera capital como marca registrada en Rusia. Eso, según se espera, permitirá superar la actual cifra de cerca de un millón de visitas turísticas al año atrayendo a más viajantes europeos. Un argumento adicional para conseguirlo será el hecho de que Kazán es la primera parada del famoso tren Transiberiano, que parte de Moscú y atraviesa en 15 días todo el país para llegar a Vladivostok.

La ambiciosa campaña de promoción de Kazán como la tercera ciudad más importante de Rusia ha recibido un nuevo impulso. Ha salido al escenario europeo como el nuevo foco del fútbol ruso. El equipo local, Rubín, que el año pasado ganó por primera vez el campeonato ruso, jugará en el mismo grupo de la Liga de Campeones del Barça.

Cualquier cosa vale para llamar la atención. En el 2005, Kazán celebró con pompa los mil años de su fundación, inauguró la primera línea del metro y terminó la construcción de la mayor mezquita de Europa. La mezquita de Qul Sharif, erigida siguiendo un modelo arquitectónico turco, posee cuatro minaretes de 57 metros de alto y una gran cúpula blanca y azul de 39 metros de altura.

Pero quizá lo más destacado de Qul Sharif es que se levantó en el propio corazón de la fe ortodoxa de Kazán, dentro de las murallas blancas del Kremlin local que en el 2000 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Esa vecindad, que no tiene análogos en Rusia, es uno de los símbolos de Kazán en el que conviven las dos principales religiones oficialmente reconocidas en Rusia: el islam y la fe ortodoxa.

La sorprendente mezcla de las dos culturas que alterna enormes cúpulas de medievales catedrales ortodoxas con elegantes minaretes es la clave del inolvidable encanto que tiene esa ciudad. Kazán deja huella. Quien ha mirado una vez desde la colina del Kremlin hacia el vertiginoso panorama del vasto río Volga lo recordará para siempre.

La diferencia con otras ciudades rusas se nota nada más llegar. Todos los letreros y carteles están escritos en tártaro y en ruso. No es de extrañar, dado que los tártaros y los rusos conforman dos mitades casi iguales del millón de habitantes locales. Además, hay barrios donde solo hay escritos en tártaro. Pero incluso en esas zonas el ruso o cualquier idioma no causa rechazo. A primera vista, se tiene la impresión de que Kazán, antes que capital musulmana, es una metrópoli tártara. El color local se nota mejor en los numerosos locales de cocina nacional, muy parecida a la asiática.






El Islam fue adoptado como religión en 922. En el siglo XIII, la Horda de Oro, formada por mongoles, conquistó la actual Tatarstán. Más tarde, la Horda de Oro se dividió en varios estados, de los cuales el mayor fue el Janato de Kazán. En 1552, Ivan el Terrible lo conquistó para los rusos.

De esa última y definitiva conquista nació el principal símbolo arquitectónico de la ciudad, la torre de Suyumbiké, que recibió su nombre de la última reina de Kazán. Según una leyenda, el zar Ivan se enamoró de la bella tártara y le pidió la mano. La mujer le contestó que para ello debía construir en solo siete días la torre más alta de la ciudad. Al cabo de una semana, el edificio estaba completo. La reina se subió “para ver el panorama”, pero inesperadamente se echó hacia abajo para no pertenecer al conquistador. El conmovido zar ordenó llamar a la torre Suyumbiké. Curiosamente, la catedral de San Basilio, asociada con el Kremlin de Moscú, fue construida por Ivan el Terrible para conmemorar la conquista del Janato de Kazán.

A principios de los 90, la mayor parte del centro de la ciudad estaba formada por edificios de madera. Pero durante la última década, unos 100.000 habitantes han sido realojados en barrios nuevos en el marco de un programa municipal. A este éxodo forzoso le siguió la desaparición de una gran parte del patrimonio arquitectónico. Muchos edificios antiguos fueros destruidos y después levantaron copias modernas en su lugar.

Las pocas casas supervivientes están concentradas en la calle de Bauman. Esa zona de peatones es una copia intencionada de la calle Arbat de Moscú donde hay numerosos puestos de recuerdos al aire libre.
Escrito por Dmitri Polikarpov en ELPERIODICO

1 comentario:

benjy dijo...

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